¡Sorpresa!

-¡Pero de ahí vengo yo! *sus mejillas se apretujen como conejito* Tienes que aceptarme tal y como soy... mi amor... ¿O no es así el amor? *y entonces se acerca y lo besa*

Te detesto >>

El beso no es bien recibido por parte del argento, cosa la cual espera que Dinamarca note al darle un sonoro soplamoco, dandole vuelta la cara, y luego empujandolo.

-Pelotudo! Que carajo te pensás que hacés? V...vos... Vos querés que yo te cague a trompadas?? Porque se rifa una paliza y te llevaste todos los números! Aaa... aparte! No sos Francia para andar hablando de esa manera - vuelve a empujarlo- No actúes como él!!

-¿¡Cómo Francia!? ¿¡Pero acaso crees que soy un afeminado pervertido!? ¡Claro que no! YO soy el Rey de los Nórdicos y TU mi esposa... te guste o no te guste ya firmamos ese papel y si no cumples con tus quehaceres maritales, puedo denunciarte y hasta quedarme con mucho de lo tuyo.

Escucho toda la pelea y miro al nordico

Dejae decirte que desde el momento que pisaste las tierras de mi pais estas sujeto a mis leyes asi que como dice mi constitucion los titulos nobiliarios estan prohibidos asi que aqui no eres Rey de nada y mi hermano tiene suficiente apoyo como para que alguien como tu se aproveche de el

Lo mira unos momentos y luego hecha a reír:

-Jajajaja Ya verás como al tiempo estará feliz y contento de tenerme a su lado *pone una mano en el hombro de Argentina* Es sólo cuestión de tiempo para que se de cuenta de lo grandioso que es estar con un Rey.

-¡Pero si no he dicho nada malo...! Arg... Defiendeme un poco ¿Quieres...? Dile que no he dicho nada malo... Anda... ¡Dile algo, cariño!

Se quita la mano del hombro y luego mira a su hermano, definitivamente le dirá algo.

-Gracias hermano! Vos si que sabés comprenderme. - Se gira a Dinamarca - Y a proposito, hace poco estaba bajo las ordenes de un rey y lo saque cagando, por si no lo sabías- Se lo saca de encima, la comida está tan cerca, pero hay tantas distracciones...

-¡Ya deja de decir tantas palabrotas...! *sigue aun detrás* Bueno... esta bien... si no quieres considerarme un Rey, al menos admite que soy tu esposo... Soy casi siempre fiel.

Es jalado por México, así que por ende lo sigue. Se dá la vuelta para ver a Dinamarca.
-La fidelidad no es un problema que me preocupe a mí... Tendría que preocuparte a vos - Dice lo ultimo en un susurro- Mirá, si te digo ehm... algo lindo... -Cosa la cual no planea en realidad hacer, ya que lo único lindo para Argentina es él mismo y quizá España (por ser su madre) y Francia- me vas a dejar de romper un poco las...

Sigue caminando, en realidad no espera respuesta de parte del danés, ya que aún tiene hambre... y mucha... Tanto así que ríe al imaginarse a el mismo mordiendole un brazo a Dinamarca, y mostrando una mueca de descepción al descubrir que no lo había pensado antes.
-Ah... Che, Aco! Que tenés preparado para tu hermano?

-Uhmmm... casi que lo prometo... *se apresura a seguirlos* Y también si tu hermano comparte algo de comida... la verdad es que tengo bastante hambre...

-Oye... ¿No se supone que en esta parte del Mundo las personas son acogedoras y amables? Te comportas como mi hermano... ¡No seas tacaño!

Se da vuelta mirando a Dinamarca.
-Y porqué no te pones a pescar? Sos un buen pescador. Hasta te mimetizas con tu mercancía...

Se abalanza sobre todo lo que ve, incluyendo los mariscos, la veredad es que el danés no le había dado nada de comer, excepto los mates saladados, que ni siquiera era comida, era infusión. Al parecer, para el nordico los argentinos se alimentaban solo de eso, olvidando el detalle de que tampoco pueden vivir sin carne. Le habla a su hermano después de tragar los primeros diez bocados, comía como una bestia, pero conservaba algunos modales.
-Ay~ Aco... Tu comida es tan deliciosa...

Come feliz de la vida... Saborea cada bocado, en caso de que Dinamarca planee secuestrarlo de nuevo y dejarlo sin comer por semanas otra vez... Asiente a su hermano.

-No! Che! Ni te preocupés! Sabés que no soy delicado. - Le ofrece una sonrisa ignorando ya a Dinamarca hacia tiempo (Desde que empezó a comer) - Cuando vayas para casa, matamos una buena vaquillona y te preparo un asadito, así a lo improvisado, querés?

Le brillan los ojos al escuchar a su hermano ¡Tequila! Le gustaba el tequila... Le gustaba el alcohol en general, era algo que muchos paises teían en común, la verdad. Aunque en realidad disfrutaba más de un buen vino tinto en las comidas de su casa, más que nada porque en su casa nunca faltaba la carne. Bebió un poco de lo que su hermano le había ofrecido. Así que esa era la cerveza de la cual Dinamarca tanto le había hablado. Estaba buena, no podía negarlo. Oh! Dinamarca! Es verdad, él estaba ahí. Bueno... Ya no importaba.

-Hermano! Me haces poner colorado! Aunque no me sorprende que quieras concentirme- Se inclina en la mesa y le pellizca una mejilla- A mi también me gusta consentir a mis hermanos! Cuando vuelva a venir voy a traerte un regalo!- Vuelve a sentarse en su lugar.-Voy a tener que decir no a tu tequila por ahora. Pero más tarde aceptaré con gusto!

Volvió a servirse, esta vez comió más tranquilamente. Su hambre estaba satisfecha, ahora podía dedicarse a saborear la comida... Y darse cuenta de que era picante. Esta vez, entre bocado y bocado, bebía un trago de cerveza. Y la bebía despacio, ya que si bien su graduación alcoholica no era demasiada, Argentina se embriagaba no con mucha facilidad, pero facilmente, en fin.

El danés se había distraído en algo mientras ellos comían. La casa de Argentina era muy diferente a la de México, los dibujos y alfombras que vio al rededor eran... extraños... aunque también los eran los de su esposa.

-¿Eh? *se gira a verlos, entonces nota la comida y todo lo demás. Sonríe y se acerca, sentándose junto a su esposa* Carne... *estira el brazo, arrastrando lo que sea para llegar hasta su victima. Toma la bandeja con carne y come directamente de ahí... como el buen vikingo que es.* Esta rico... picante, pero rico.

Se aleja de Dinamarca ni bien este se sienta a su lado. Ya estaba lleno. Miro a su hermano, en el mismo estado que él mismo, así que se puso de pie para luego sentarse junto al mexicano. Le rodeo los hombros con un brazo, mientras apoyaba un pie sobre la rodilla contraria (Cruzandose de piernas a lo macho). Lo miro largo rato, en caso de que decidiera desaparecerse, recordaría el rostro alegre de su hermano en ese momento. Lo único que faltaba para que sea una velada genial, era el mate.

-Che, hermano, de casualidad yerba no tenés acá, no?- Se acomoda un poco más, trayendolo más consigo. - Unos buenos mates no nos harían nada mal