Espagne~ ♥♥♥

Apenas podía oír a Francis en su adormilado estado de trance. Y tampoco le apetecía escucharle, sólo pensaba en dormir…
Ya había cerrado los ojos cuando Francis comenzó a atacar a besos sus mejillas, lo cual le arrancó una pequeña sonrisa de los labios, pero ni abrió los ojos ni se movió. No fue hasta que notó como Francia le mordisqueaba el lóbulo de la oreja que se removió sonrojado y abrió los ojos.

-Vale, vale… … no me duermo. –dijo, recolocándose para ponerse más recto y evitar que la comodidad lo adormilase aun más.
Como era realmente incómodo estar sentado de aquella manera y no podía apoyarse totalmente en el francés por que le haría daño, no le quedó otra opción que volver al sitio de antes, un poco más separado de Francis. Al cabo de unos segundos los párpados se le cerraban solos, y su cabeza cayó de un golpe en el hombro de Francis, despertándolo.

-Ay- dijo, sobándose la frente.- No hay manera, no estoy cómodo de ninguna forma.

Dicho esto, se tumbó en el sofá apartando una manta que descansaba en el respaldo de este. Arrastró a Francia sobre él (causándole unas ligeras molestias en el pie al forzar repentinamente la posición) y le instó a tumbarse también en el sofá, dándole golpecitos en los muslos para que subiese las piernas. Una vez así, el uno encima del otro, tomó la manta y los cubrió a ambos con ella. Seguidamente, pasó los brazos por el cuello de Francia y le obligó a dejar descansar la cabeza en el cojín, junto a la suya.
Volteó su rostro hacia el de Francis, quedando entre ellos escasa distancia, y sonrió.

-Así no cogeremos frío, ¿has visto?-murmuró, sin poder evitar el tono pasteloso debido a la pesadez de la somnolencia que se había apoderado de él.


La distancia era tan poca, y sus labios estaban tan cerca, que no haberse besado hubiese sido extraño. Hizo un poco de presión con sus brazos, acercándole aún más, si es que era posible. Cerca, cerca. La manta no era realmente necesaria, el calor corporal de ambos era suficiente para evitarse pasar frío mutuamente. Se acurrucó entre los brazos de Francis. Haría lo posible por no caer en brazos de Morfeo pero…¡No prometía nada!

Realmente fue una decepción que Antonio se apartara. Debía decir que aquello de molestarlo y que no se quejara u opusiera resistencia, era entretenido. También tenía su gracia que reaccionara diferente a normalmente y que se sonrojara. Claro que eso le impedía seguir con su entretenimiento. Aunque Antonio había dicho que no se iba a dormir, no pudo evitar mirarlo de reojo. No pudo evitar sonreír. Sabía que no aguantaría. Aunque no esperaba que se fuera de lado.

- Ay -se quejó el español- No hay manera, no estoy cómodo de ninguna forma.

- Dormir sentado es incómodo, chéri -dijo Francis sin darle mucha importancia.

Pero al segundo siguiente se vio arrastrado por Antonio. Notó ligera molestia en el pie y tuvo que decirle un par de veces que fuera con cuidado. No tenía remedio. Cuando al español le daban los venazos, había que seguirle la corriente o sino no se daba por satisfecho. Sonrió de lado al ver lo satisfecho que se había quedado cuando habían logrado alcanzar la pose que tenía en mente el de pelo castaño. Sentía la calidez del español entre sus brazos. Bueno, eso de coger frío iba a ser totalmente imposible. Es más, el francés empezaba a sentir cierta calor (que no sabía si era por la simple cercanía y la manta o simplemente por el hecho de que Antonio se veía bastante vulnerable y eso despertaba el peor de sus instintos)

- Visto lo visto, si nos quedamos así te vas a dormir -dijo Francis mientras daba pequeños besos por la frente y las mejillas, sin tocar los labios en ningún momento.

No había tardado demasiado en mover un poco las manos y meterlas por debajo de la camisa del español. Su piel estaba suave y su temperatura corporal, como siempre, demasiado cálida. Le encantaba tocarle porque era como acariciar el fuego sin quemarte. Aunque eso tampoco era correcto, porque podías pillarlo de malas y entonces lo golpeaba, logrando así “quemarse”. Por lo pronto seguiría un rato más tentando a la suerte. No podía negar que a le gustaba “jugar con fuego”.

- Además~ Mañana iré al médico y luego regresaré a casa~ -dijo el francés sin dejar las carantoñas- Podríamos hacer algo divertido esta noche, para aprovechar el tiempo juntos~

Iba con dobles, o hasta triples, intenciones. Que si Antonio no lograba leer lo que intentaba decirle, tampoco estaba mal. No sería la primera vez que le ocurriera. Pero no dejaría de intentarlo. Era así. No podía evitarlo.

No le apetecía preocuparse por las manos del francés. Mientras no se propasasen demasiado, que tocasen donde quisiese, que no estaba él para impedirle nada, no hoy.
En verdad agradecía su compañía, siempre que no fuese demasiado pesada-empalagosa-duradera. Que todo tiene un límite, oye. Pero así, evitando juntos el frío, y después de todo lo que había pasado durante el día… No podía quejarse, estaba muy a gustito. Y en ése momento la idea de que se marchase al día siguiente no le parecía muy tentadora, no le hacía gracia pasar la noche solo… Pero a saber de qué tendría ganas al día siguiente, así que, por si acaso, ya pensaría en ello en el momento, porque si decía algo en ése momento, el francés era capaz de quedarse una semana entera, o un mes, si se emocionaba demasiado.

-¿Cuál es tu idea de algo divertido?- preguntó curioso.

Se imaginaba por dónde irían los tiros, pero bueno, hay muchas maneras de divertirse. Quizá, para variar, Francis tenía otra cosa en mente (la esperanza es lo último que se pierde…).
Pero no. La cara de Francia, su expresión, era todo un poema. Un tic en el ojo derecho molestó al hispano unos segundos. Diablos, aquella cara le producía una interesante mezcla entre miedo y repulsión.

-Mira que llegas a ser desagradable cuando quieres…-le espetó.- ¿Y si te digo que no tengo ganas, que te busques a otro u otra porque yo quiero dormir?-añadió.

A sus palabras les integró un tono juguetón, junto a una mirada sombría con un trasfondo incitante en sus verdes iris. Consciente o no, realmente era bueno para estas cosas. Le encantaba jugar al no pero sí, que siempre hacía las cosas mucho más interesantes, más excitantes que un simple ‘’Vamos a acostarnos. Ahora’’ (aunque mentiría si dijese que eso no le agradaba. De vez en cuando, pensaba Antonio, no hace daño a nadie).

Además, le gustaba la espontaneidad de ése tipo de actos. Planear una noche de pasión… No iba con él. Si lo pensaba demasiado, mataría la emoción del momento, pondría las expectativas demasiado altas, seguramente saldría todo mal, y tendría que estar pensando todo el rato en su plan perfecto, para no perderse. No, sólo pensarlo le aburría. La sorpresa, tanto para la otra persona como para él, es siempre la mejor aliada.

Para dar énfasis interpuso sus manos entre su pecho y el de Francia, dificultándole a este cualquier intento de mayor cercanía que pudiese pillar desprevenido al español. Se estaba quedando con el otro de mala manera, y le encantaba, para qué mentir.

Dentro de sus planes no cabía la idea de que el francés tomase sus palabras en serio y se fuese de verdad. Aquello resultaba totalmente ridículo, era una idea absurda. Él mismo hubiese pillado aquello (pues era consciente de que quizá era un poquito lento para enterarse de…todo, realmente. Y especialmente de esas cosas) así que era imposible que Francis, quien pillaba indirectas donde no las había, no reaccionase.

Y empezaba a hacer calor. Y no creía que fuese cosa de la manta, que por cierto era demasiado fina para provocar aquel súbito aumento de temperatura, de modo que debía ser cosa suya, puesto que su temperatura corporal aumentaba siempre con facilidad. Sólo había que ver los grados que alcanzaba su casa en verano…terrible.

Tras ése pequeño momento de distracción, volvió su atención al Francés, y le dedicó una sonrisa pícara.

-¿Cuál es tu idea de algo divertido?- preguntó Antonio de manera curiosa.

Tenía diversas ideas, pero, no lo podía evitar, siempre acababa cayendo en una. ¡Tampoco era su culpa! Si se ponía a rememorar el tiempo que había ocurrido desde la última vez que había tenido acceso a territorios españoles, se daba cuenta de que hacía mucho. No era su culpa que de repente le entraran ganas de ser monotemático.

- Y-ya sabes... podríamos divertirnos como lo hacen los adultos... Esas cosas que, mientras los niños están despiertos, no se pueden decir -dijo Francis con un tono de voz seductor y una sonrisa pervertida en su rostro. La expresión de la cara fue a peor, pero ni se dio cuenta del cambio en ella.

-Mira que llegas a ser desagradable cuando quieres…-le espetó.- ¿Y si te digo que no tengo ganas, que te busques a otro u otra porque yo quiero dormir?-añadió.

Ah, qué cruel. Encima usaba las manos de barrera, para intentar impedirle cualquier acercamiento a traición. Si hubiera tenido algún tipo de duda (que a esas alturas, no la tenía), Francia hubiera confirmado que Antonio “jugaba” con él. Pero a este juego sabían jugar los dos. Rodó los ojos y se apartó un poquito para poder apoyar un codo en el sofá y la cabeza en él.

- Vaaaya~ -dijo Francis con aflicción mirando hacia otro lado- Yo pensaba que España echaría de menos las manos de su querido hermanito Francis~ Pero, qué cruel, me dice que me busque a otra persona~

Sabía que aquel juego podía acabar mal. Si acababa mal tenía unas cuantas opciones: La primera era lanzarse en un ataque suicida. Ese ataque suicida contraía grandes peligros, entre ellos ese de llevarse un buen golpe... Ah~ Realmente no le apetecía nada eso de llevarse un buen golpe después del día que había tenido. Se lo quedó pensando por un momento y se le quedó cara de cierto disgusto. Menuda mala suerte había tenido. No; lo que menos le apetecía ahora era que Antonio le golpeara. Así que debería resignarse a no hacer nada si el español se cerraba en banda del todo ante su respuesta.

- Ah, qué crueldad~ -murmuró después de suspirar pesadamente el rubio, dejando caer la cabeza sobre el sofá y enterrando ligeramente el rostro en el cojín- Voy repartiendo amor por el mundo y cuando realmente necesito yo un poquito, me dicen que me busque a otro~... Tito Francis se echará a llorar un día de estos~

Bueno, no era cierto. Creía. Sabía aguantar las lágrimas. Además, siempre podía recurrir a compañía pagada. Aunque era una opción que le quedaba siempre en último lugar. No era de las que más usaba.

((short post is short... sorry ))