Quiero alianza, >=D

-¡Nee, Rai, he venido a verte, desu-yo! -Exclamó desde el otro lado de la puerta, con su tono alegre de siempre- ¡He viajado un montón hasta llegar aquí, así que ábreme, por favor!

Esperó impaciente hasta que el chico, cómo no, temblando, le abrió la puerta, corrió a abrazarlo. Lo cierto era que venía con unas intenciones concretas. Cogió un montón de papeles que, en resumidas cuentas, eran una proposición de alianza. Le entregó el papeleo y dijo:

-¡Aliémonos, Rai-kun, por favor! ¡Si no me irá muy, muy mal! ¡Y si me alío contigo a lo mejor se darán cuenta de que existo!

Enseñó la primera hoja, los hechos eran:


Y en la última hoja un dibujo de Peter y Raivis disfrazados de piratas (¿Quién lo habrá hecho...?)

-¡Uwaaaah! -aturullado por la energía de Peter y de que fuera todo tan rápido, sólo pudo parpadear confusamente-. ¡Peter! ¿Q-qué...?

Cogió los papeles y empezó a examinarlos mientras se sentaba en su sillón y servía vasos de zumo para Sealand. Mientras iba leyendo el contrato, su cara se fue poniendo de distintos colores, empezando por un sonrojo violentísimo al leer la primera cláusula, siguiendo con cara de shock en la segunda y con cara de no saber qué decir en la tercera. Tomó aire y suspiró. Sólo Peter era capaz de hacer un contrato de alianza de ese tipo. Por no hablar del dibujo del final, que le hizo sonrojarse de nuevo.

-U-uh...Peter...lo que pones está bien, pero aquí sólo te beneficias tú...un tratado tiene que ser de ayuda mutua. ¿Qué me puedes ofrecer a cambio de lo que yo te dé?

Le caía muy bien su amigo, pero no pensaba aceptar tratos de beneficio unilateral. Además él ya estaba aliado con Lituania, y así se lo hizo saber al niño:

-Yo estoy aliado ya con mi hermano, Sea-kun...si no puedes ofrecerme nada a la altura de una alianza...t-temo que tendré que rechazarla.

Miró a Raivis incrédulo. Agachó la cabeza y apretó los dientes. Si ni tan siquiera su mejor amigo lo aceptaba, ¿Quién más iba a hacerlo? Le cogió de la manga y le miró a los ojos.

-¡Pero por favor, Rai-kun! ¡Si no me ayudas tú, nadie lo hará! ¡Mi casa es muy pequeña, y no puedo darte casi nada, pero pídeme lo que quieras e intentaré cumplirlo...! ¡Pídemelo! ¡Quiero ser un país como tú, pero no puedo!

Escuchó lo de Lituania y casi se echa a llorar.

-¿Y no puedes aliarte con Toris y conmigo, desu-yo? ¿No te importa que nunca sea un país de verdad, Raivis?

-Chantajes emocionales no, Peter -suplicó el letón-. Por favor...va, bébete el zumo antes de que se ponga malo.

Se puso las manos delante de la cara y se la frotó.

-Sí puedo aliarme con los dos, pero ya he dicho, tú tienes que ofrecerme algo, no puedo comprometerme a ayudarte si tú no lo haces.

Le abrazó cariñosamente y le acarició el pelo.

-No llores, Sea-kun. Estoy seguro de que hay algo que puedas darme. Sólo prométeme que lo harás, y que me ayudarás como puedas cuando te lo pida y entonces firmaré la alianza.

Se sonrojó ligeramente al notar el abrazo del letón, se lo devolvió, un poco dudoso.

-Vale, lo haré. Pero dime qué es lo que quieres que te de. Si no me lo dices no podré saberlo.

Se separó del abrazo y, cogió un vaso de zumo, probándolo

-Esto sabe bien, desu-yo. ¿De qué es? -Preguntó sonriendo, tomándose lo que quedaba.

Se puso a pensar en qué podría ofrecerle su amigo, y entonces se le ocurrió.

-Ya sé...he pensado que podrías dejarme usar tu plataforma. Podría servir como base naval donde instalar cañones y esas cosas. ¿Estás de acuerdo?

Sonrió, esperando que lo aceptara.

-¿El zumo? Es de grosella, Sea-kun...no tuve tiempo de comprar más cosas hoy.

Se sentó y tomó su pluma para firmar. Se entretuvo juguetando con ella. Firmaría dependiendo de la respuesta de Peter.

Se quedó con los ojos como platos. ¿Darle su plataforma? Estuvo pensando durante un buen rato.

-Rai-kun...Puedes hacerlo...Pero ten mucho cuidado. Mi plataforma es un poco débil y si se derrumba, yo moriré.

Se colocó junto al letón, aseurándose de que firmara, le recordó una segunda vez que su plataforma era bastante delicada, a pesar de su aspecto de mastodonte de hierro. Agachó la cabeza y le miró a los ojos.

-¿Cuándo instalarás todo éso, desu-yo? -Preguntó, algo preocupado. De no ser Raivis, no habría permitido que toqueteasen lo que era suyo, pero confiaba en él. Se quedó pensando otros pocos segundos, y se le ocurrió una idea- Te doy mi plataforma a cambio de la alianza y otra pequeña cosa ¿Hay trato?

El letón se lo pensó bien y asintió. Tomó la pluma y firmó.

-Ahora, firma tú -le tendió el documento y la estilográfica. Al oírle decir lo de "otra pequeña cosa" le entró la curiosidad.

-¿Qué otra pequeña cosa?

No sabía a qué se podía estar refiriendo el menor, aunque tratándose de Peter, alguna infantilidad propia de él.

Sonrió maliciosamente, cogió la pluma y firmó sin rechistar. Le miró a los ojos y volvió a sonreír, pero de manera más dulce. Se acercó a él, cogiéndole de los hombros. Se puso de puntillas y plantó un pequeño beso en los labios del letón. Se separó de él, muy sonrojado, al igual que el adolescente.

-¡Éso era! -Exclamó, mirando hacia otro lado para que no se le notase tanto el sonrojo- ¡Y gracias por firmar!

Cogió el montón de papeles y caminó hacia la puerta.

-¿Me voy, desu-yo? -Preguntó- ¿Lo he hecho mal?