Shut Up And Guide Me [Privado]

Caminó deliberadamente por el vasto lugar, lo miraba feliz y casi soñador mientras se sentaba como si nada en el suelo.

Esta situación definitivamente no encajaba con la que la otra parte estaba sufriendo: Su barco estancado fuertemente en la arena, unos cuantos de sus piratas corriendo de un lado a otro con mapas y brújulas en mano, otros tantos simplemente hablando o incluso tratando de ponerse ebrios en medio de la linda mañana en Europa.

Obviamente, perdieron el rumbo del barco, una cosa concluyó a otra y así terminaron en esta situación antes de que se diera cuenta. No le importaba mucho todo ese tema, el iba a estar bien (no aseguraba lo mismo de su equipo, pero se iba a cerciorar de hacerles un recordatorio en medio de Washington)

Empezó a tararear una tonada inventada con una buena muestra de si felicidad. Luego se detuvo y se levantó del suelo, dio un fuerte chiflido y del barco salió volando un halcón. Sonrió feliz al verlo y coloco su brazo para que el animal se colocara en el.

-¡Lincoln~! –Le acaricio la cabeza felizmente para la desdicha del ave.- Do me a favour.

Y luego sacó un pequeño trozo de hoja que se encontraba en sus bolsillos, le sacó una pluma a uno de sus hombres y procedió a escribir un comunicado rápido y conciso.

“Dear Whoever-you-are=

Me encuentro en tus tierras ¿Qué ocurre que no has venido a recibirme aún? Que modales los tuyos…
Estoy en… Alguna playa, la cual está llena de gente que me mira raro y con un restaurante enfrente que se llama “Chiudi il culo E mangiare” O algo así…

See ya’
Estados Unidos de América.”

Sonrió y le ató el papel en la pata del animal; le dio la orden de “Envíaselo a quien sea que esté a cargo” y lo dejó volar.

____________
(( NO TE VAS A LIBRAR DE MI SADHASLDJASKLDJASLKJD (?) ))

Comprar tomates era uno de los momentos más importantes del día para Romano, todo el mundo sabía la necesidad de este hacia esta fruta, un día que pasaba sin probar ni una, no hacía mas que meterse en problemas, pegar, gritar, ponerse histérico y violento, y eso molestaba bastante al resto de la humanidad.
Pero claro, el nunca iba personalmente a comprarlos, siempre mandaba a un tercero, ¡encima tenía que hacerse cargo de la comida! Pues no, para algo era capitán de su tripulación y de algo tenían que entretenerse cuando estaban en tierra…
Pero ese día tardaba más de lo normal ¿Qué pasaba? Llevaba 4 horas sin un tomate y eso, no podía ser, era una exageración terrible, 4 horas ni más ni menos, iba a echarle una bronca impresionante al idiota que fue a comprar sus tomates.
Salió de casa hacia el mercado para ver que mierda pasaba, quería sus tomates y los quería ya, iba caminando a paso duro y el ceño fruncido mientras maldecía por lo bajo, en cuanto lograr divisar al italiano (Luigi) que lo mando expresamente a comprar sus tomates, lo vio luchar contra un halcón mientras lo insultaba, ¿un halcón? ¿Qué hacia un halcón allí?
Luigi hacia unos movimientos bastante raros mientras el halcón lo picoteaba, ¡jajajaja! Pero que gracioso que era, por dios, menudo idiota,

-HAHAHAHAHAHA

-¡¡¡Non ridere capitano!!!*

Sin dejar de reír, se acerco a Luigi y entre los dos agarraron el bicho como pudieron, así, notó como traía una carta con ella encima, la agarró la abrió y…
¡EL AMERICANO DE NUEVO! Pero que tocapelotas que era, ¿no le basto con aquella vez que le puso lejía a su ropa? Igual el sufrió también con la jugarreta de la foto suya de pequeño…maldito bastardo, se iba a vengar, esta vez si, igual lo podía vender por subasta o algo.
Avisó a Luigi de la llegada de este y fueron hasta la playa donde se encontraba, y ahí estaba, sentado en la arena haciendo algo que…no estaba muy seguro de que hacía, esta gente, tan rara…y su tripulación enloquecida, y también ligando con sus italianas, hay dios no por favor…¡ y habían unos cuantos borrachos!
Se acercó hasta Alfred.

-¿Qué demonios haces aquí? ¿Por qué siempre acabas en mi país? –Suspiró- Que buena suerte tengo… - Dijo con un tono bastante sarcástico.


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*No te rias Capitán
((HAHAHAHAA NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO))

El clima era bastante bonito, había que admitirlo… lástima que la contaminación sonora (la cual consistía más que nada en gritos, quejas, suplicas y más gritos.) provocaba que la mayoría que quisiera descansar por ahí se la pasara mas admirando los problemas familiares a los que parecía que la gente estaba acostumbrada a demostrar públicamente (eso, o vivían en un reality constante.) que al paisaje en sí.

Pero igualmente era mucho más tranquilo que su hogar, el cual últimamente estaba sufriendo bastantes atentados de un señor x y su gente vivía con una constante paranoia que hasta el mismo terminó por sufrir... pero eso no importaba ni era tiempo ni lugar indicado para pensar en aquellas cosas (no vaya a ser que terminara invocando al desastre y en el viaje de vuelta se terminara enterando de estaba sufriendo más explosiones que una película de Bruce Willis.)

Se incorporó perezosamente al sentir como su halcón se había colocado a su lado y le sonrió feliz deseándole una muda “bienvenida”. Que lastima que la voz que escuchó más tarde haya roto todas sus fantasías del universo yupi.

Se levantó del suelo, se sacudió la ropa y le dedicó una sonrisa diplomática al tano.- Ya veo que aún no te han enseñado como recibir a tus visitantes, isn’t it italian? –Rió.- Así que termine en tu país de vuelta umh… -le dio una mirada rápida al lugar, dejando todos los pensamientos anteriores de lo precioso que era a un lado.- debe ser el destino que quiere que termines siendo parte de mi territorio~ –le sonrió brillantemente y estalló en una risa.-

-nop, no me has invitado, Pero eso no quita que me tengas que recibir bien ¿no? –le sonrió y observó como una mariposa pasaba volando frente suya (para después ser pisoteada fuertemente por parte de su tripulación mientras eran aclamados por los demás.)

-Whatever ¿crees que me gusta estar aquí? Como si quisiera mi ropa contaminada con vaya a saber qué cosa –frunció el seño frente al recuerdo.- peeero, lamento decirte que mi barco –lo señalo- tiene un par de daños menores y no puedo zarpar-le sonrió brillantemente.- como por ejemplo: el timón está dañado, la ancla se perdió en el mar, la madera sufrió una especie de “desintegración” haciendo que tuviera un gran hueco en la parte de los cascos aaand ~ mis hombres (y yo) tenemos hambre y no podemos embarcar así –terminó de enumerar los “pequeños daños” sonriente.-

-So, para nuestra desgracia, me tengo que quedar aquí por un par de horas o, a lo sumo, días. Y ya mande a mi halcón diciéndole que vendría para acá por un “asunto de negocios” ¡así que trátame bien si no quieres un choque diplomático! –le advirtió riendo fuertemente.

Vale, esta vez, la cosa iba en Alfred- 1 Romano- 0
Sonrió de una forma un tanto cínica ante los comentarios del americano intentando hacer oídos sordos, si, realmente, el lo menos que quería ahora era un choque diplomático pero…
¡DIOS!
¡ESTO ERA UN MILAGRO!
¡ALFRED ERA SU MILAGRO!
¿Cómo no se dio cuenta? Sus días en misa habían dado fruto, claro que si, y así, de la nada, ¡DE LA NADA APARECIÓ AMERICA!, bendita sea América en estos momentos (aunque antes lo único que hacia era insultarlo, que más da, al fin se dio cuenta de la verdad, el espíritu santo ilumino su alma, bendito sea el Papa)
-CLARO QUE SI, TU ERES MI INVITADO POR DIOS. LUIGI-
-¿?????-
-VE Y TRAE COMIDA A SU TRIPULACIÓN YA MISMO-
Luigi salió corriendo haciéndole caso, y Romano ayudó a Alfred levantarse de la arena quitándole los restos
-Vamos a mi casa, seguro que tienes hambre ¿quieres pizza? De la buena además, seguro que unas cuantas italianas bonitas te caen bien, ¿eh? ¿No es genial? ¿NO ES GENIAL? ¡ITALIANAS BONITAS! HAHAHAHAHAHAHHAHA
¡¡ROMANO CALLATE!!, se ponía histérico de tanta felicidad, en estos momentos Alfred era su salvación.
Se separó un poco del americano y lo jaló de la mano para llevarlo a una casa suya cerca de la playa, ojala le gustara la pizza, espera, ¿Cómo no iba a gustarle? Y mas ¡SU PIZZA! Que era maravillosa en todos los sentidos.
Entró en la casa empujando a Alfred al sofá mientras fue a unos de sus chefs pidiéndole la mejor pizza para América, el invitado milagroso del día.

Decir que se había sorprendido por la vuelta de 360º que había dado el italiano a su personalidad era decir poco, MUY poco. ¿Qué le había pasado? ¿Acaso había admitido su grandeza? ¿O cayó en cuenta de ello de un momento a otro, como una especie de luz divina que le ilumino la parte del cerebro que no utilizaba? Cualquiera de las 3 opciones, lo convencían de una manera que no se podía imaginar, junto con la que algún ser extraterrestre lo raptó por 3 milisegundos, que fueron lo suficiente para revelarle la identidad del mejor ser del universo (o sea, él).

Sea lo que sea, no podía decir que no le gustaba la atención que estaba recibiendo ¡Ya era hora que admitieran su grandeza!

-Okok Italian, Ya sé que mi llegada te hace demasiado feliz y no soy quien para negar tu hospitalidad hacia mi persona –sonríe- así que cualquier cosa que me ofrezcas estará bien –se relamió los labios ansioso cuando escuchó la palabra “comida” junto con “pizza” Nunca había probado la pizza de ese lado del globo, pero siempre la que su tripulación traía de sus viajes era lo más parecido al manjar de los dioses.

Le siguió sin rechistar y con una gran sonrisa plasmada en su rostro, y el que creía que solo se iba a pasar lidiando con Lovino. Se sentó en el sofá de un salto, rebotando contra la superficie varias veces mientras movía los pies de forma ansiosa.

Hablo solo tres palabras con su chef para que saliera corriendo a por la pizza, llamó a 3 señoritas, indicando que se sentaran junto a Alfred para darle una buena vista y el placer que solo dan las mujeres (?). Se sentó en frente del americano, admirándolo, tenía que ser claro y directo-

-Alfred, he estado pensando, ¿Por qué odiarnos tanto? Tú y yo tenemos muchas cosas en común, sabes, y podríamos ayudarnos mutuamente, es mejor ser aliados a ser enemigos. ¿Que te parece?- Admitía que estaba un tanto desesperado.
Llegó el chef con la pizza dejándola frente al americano, Romano le puso los platos y una servilleta para que la comiera con la mano, mientras las chicas reían por lo bajo y manoseaban un poco a Alfred.

-Ya ves, que, en mi país puedes estar muy bien, tú, y tu tripulación, así que…por favor, Alfred, ayúdame-

Lo miró con ojos suplicantes, ojala aceptara por las buenas lo que pensaba proponerle…

-Necesito una alianza contigo-

Ok, tal vez estaba disfrutando un poco demasiado las atenciones ¡y las mujeres no estaban nada mal! Tenía que admitir que el italiano sabía como hacer sentir cómodo a un huésped. Aprovechaba para pasar su mirada por las 3 buenas vistas que lo tenían rodeado mientras comía la porción pizza con una cara de placer que era lo más parecido a llegar al orgasmo(?).

Se relamía los pedazos del queso derretido que escrachaban sus dedos, disfrutando del acto con una sonrisa en los labios. No estaría nada mal quedarse un par de días más de lo planeado…

-Yo no te odio, y’know? Solo te trato de la misma manera en la que tú me tratas a mí, es algo justo –sonríe- Aunque eso quiere decir que me odiabas, right? Me siento alagado de que me hayas puesto en un lugar tan importante de tu vida –empezó a reír fuertemente a la vez que agarraba otra porción.

Y la porción quedó en la mitad del camino hacia su boca en el momento en que escuchó su propuesta. Ya sabía que todo era demasiado bello para ser verdad, ¡Siempre necesitaban su ayuda! No es que le molestara, al contrario, pero aún así no pudo evitar desconfiar.

-¿Una alianza? ¿Y qué quieres a cambio? –le dio una mordida grande a la pizza mientras lo observaba fijamente-

Suspiró ante la desconfianza del americano, era claro que desconfiara, el haría lo mismo, que un tío, de insultarlo y tratarlo como la mierda en 5 minutos lo trate como a un rey, era, muy, muy sospechoso.
Se balanceó un poco en su asiento observando a Alfred a los ojos, no iba a mentirle claro, le iba a decir la verdad, no pudo evitar sentirse un poco nervioso, necesitaba ayuda, y América aunque nunca lo admitiera era un país muy potente.

-España me acaba de declarar la guerra hace 2 días- Suspira resignado para continuar- Necesito ayuda, si no, me veo limpiándole el culo en 1 semana y mi país conquistado

Por favor Alfred, apiádate del alma de Romano.

Lo escrutó con la mirada, analizando toda expresión que pudiera mostrarse en él. Si le mentía, se daría cuenta fácilmente (era como una especie de detector de mentiras cuando se le antojaba) y si no… no aceptaría tan fácilmente.

-¿España te declaró la guerra? Tenía entendido que se llevaban bastante bien –dijo con poco interés, la verdad es que pensaba que sería alguna especie de problema de pareja- ¿Y qué te hace pensar que voy a combatir contra el Imperio Español? –rió- Tengo mis propios problemas, y’know? –le sonrió y se quedó en silencio por unos largos instantes, simplemente comiendo la pizza y sobajeando a las mujeres.

La verdad es que necesitaba una alianza más que nada, y aunque eso prácticamente quiere decir involucrarse en otra guerra más, no creía que le iba a perjudicar en gran manera. Así que lo miró decidido y le dio una sonrisa.

-Acepto tu alianza, un hero está para ayudar a las almas en pena como la tuya –ríe fuertemente- pero te quiero dejar en claro una simple condición –se detuvo unos segundos para darle más impacto y suspenso- vas a tener que hacer TODO lo que yo te diga. ¿Te niegas a algo? rompo la alianza y me voy en tu contra –terminó de hablar con una sonrisa.

La puta madre, que iba a ser divertido esto…

Suspiró aliviado al escuchar las palabras del americano, pero se tensó, ¿todo lo que le pediría? Por favor, dios, eso era un peligro, trago unas cuantas veces y sudó sudor frío, estaba realmente desesperado, mejor arruinarse a tener que depender de Antonio, así que, si, aceptaba.

-Acepto, todo lo que tú digas…

Se quedó en silencio imaginando todas las torturas que iba a hacerle pasa Alfred, ¡joder! ¡Menudo hijo puta! Eso si que era hacer sufrir a alguien, por favor, encima de que le dio pizza y 3 mujeres, vale que sea por interés, como no, pero, joder, ¿son amigos no?, vale, no, no son amigos, los amigos no se hacen de un día para otro.
Se levanto del asiento y camino por la sala todavía dándole maquinaria a todo lo que iba a sufrir, tenia que preparase mentalmente, al menos, tendría todavía sus tomates para consolarse…

Saltó feliz en su lugar, haciendo que las mujeres alrededor suyo se movieran con el bruscamente. Empezó a reírse fuertemente y tomo por la mano a una, a la vez que se subía en el sillón y empezó a saltar frenéticamente, ¡amaba cuando las cosas salían como quería! Si al final de todo esto terminaba siendo una obra del destino ¡hasta que le ocurría algo bueno! Se sentó de golpe agitado, tomando aire rápidamente. Ahora tenía que pensar en todo lo que debía hacerle… ya prácticamente había firmado un tratado como su conejillo de indias.

Se levantó del sillón de un salto y trotó hasta quedar al lado de Lovino, sonriéndole infantilmente y con una expresión de un niño que estaba admirando su nuevo juguete.

-Hey Lovino~ ... mejor te voy a empezar a decir lovi, te queda con la imagen –ríe mientras le picaba una de sus mejillas- ¡Aún tienes que firmar el tratado! Aunque eso puede esperar, ya mandé a mi halcón hacia en encargado principal de mi flota para que se encargara de los detalles –entrelazó sus manos detrás de su espalda- Pero tienes que hacer algo primero para mostrarme tu lealtad, ok? –le sonrió bastante divertido- es algo demasiado fácil en realidad –su sonrisa se ensanchó MÁS-

-Escribe una carta que diga tooooodo tu más profundo afecto a Mister Spain, y’know ¡una carta romántica! –se le quedó mirando, cualquiera que fuera su reacción, seria la gloria.

¿QUÉ?
¿CÓMO?
¿CUÁNDO?
¿POR QUÉ?
Se quedo mirándolo a los ojos, sorprendido, mucho, y totalmente atemorizado.
Se arrodillo frente a Alfred y empezó a suplicar
-POR FAVOR, ESO NO, TODO, LO QUE SEA MENOS ESO, Además. YO NO LO QUIERO, POR DIOS ALFRED, CUALQUIER COSA MENOS ESO JODER, NO PUEDES HACERME ESTO-
Vio como el americano seguía sonriendo y empezó a soltar una carcajada más alta que la otra, por dios, era, humillante y horrible, ¡TODO POR CULPA DE LA GUERRA!, no le quedaba otra que escribir la carta. Tenia que hacerlo, dependía de esa alianza, y si no aceptaba con esa jugarreta, se moría, lo tenía que hacer, ¡tenia que hacerlo!
Se sentó en el escritorio, y le pidió a al americano que al menos lo ayudara, por que le iba a dar un lapsus si lo hacía todo el solo.

No cabía más de su propia risa, la verdad que sentía un poco de lastima por él, pero los negocios eran los negocios, Y el hecho de que el italiano se mostrara TAN desesperado por no hacerlo ni pudo evitar tener más ganas de que lo haga.

-I’m sorry italian, pero necesito que me demuestres tu lealtad y esta es la única manera que se me ocurre –era obviamente una mentira, se le ocurrían mil cosas más que eran mucho peores, pero las iba a hacer con el transcurso del tiempo.

Le sonrió y lo siguió hacia el escritorio, con un paso demasiado tranquilo, asintió en señal de que iba a ayudarle, un poquito de lastima de parte suya.

Se colocó hacia su lado, leyó absolutamente todo lo que escribía, le sugería que le agregara más cosas para que sonara más rosa y pasteloso, ¡Y las palabras en su idioma siempre le daban un toque mejor! así siguió hasta que la carta quedo terminada y el se encontraba satisfecho.

-Well, ¡Solo te falta enviarla!–le sonrió como una muestra de su ánimo.

Le temblaba el pulso mientras escribía la carta y escuchar a Alfred dando risotadas detrás de el mientras corregía su carta era humillante. Estaba apunto de echarse a llorar por lo que escribía, era, la mariconada mas grande y horrible que jamás leyó, era peor que estar 3 semanas sin tomates y sin masturbarse 1 mes.Acabo de firmarla y se la dio a un sirviente suyo para que se la mandaran a España, suspiro, resignado, Alfred seguía riéndose…
Se tiro al suelo y empiezo a agarrarse de los pelos gritando, era horrible, ¡LO PEOR QUE LE PASO EN TODA SU VIDA!, ¡LO PEOR, P E O R!Señaló a Alfred con el dedo.

-ME VENGARE UN DÍA PUTO- Gritó

Se iba a matar.

Se iba a morir de reír tanto, ¡Era de lo mejor que le había ocurrido en su vida! ¡Si tan solo lo hubiera hecho años antes! Podría hacerse adicto fácilmente a todo esto. Y por dios que juraba hacer cosas peores (si es que encontraba algo peor que eso, estaba seguro de que le había aplicado una tortura inimaginable)

-¡Véngate ahora si quieres! Me iré en tu contra~ –y volvió a reír. Era demasiado bueno, por dios, ¡QUE HOMOSEXUAL QUE HABIA PARECIDO EN ESA CARTA! mataría por leer la respuesta de Antonio ahora mismo, y no se iba a ir hasta leerla.