Esa mañana, un vikingo alcanzò hasta las tierras de Argentina, una carta perfumada:
"Estimada Argentina:
Ha pasado un tiempo desde que no nos vemos, desde nuestro viaje a México ¿Recuerdas? ¿Debo recordarte que te has casado con un Rey exigente? Espero que por lo menos vengas con un lindo obsequio para mi, en tu pronta visita.
Por cierto, hoy en la mañana llegó alguien, esta ahora mismo esperándote, ansioso por conocer a mi esposa... a menos que quieras el divorcio y eso no seria bueno para ti. Por otro lado... estoy seguro de que es tu tipo, y conoce muy bien a tu madre, mi suegra, España. Su cabello ondulado, sus ojos celestes, trae buen vino consigo (un vino frances). Creo que será de tu agrado, me has nombrado a Francia muchas veces.
Trae, por favor, algo con que halagarlo, no lo queremos decepcionar ¿O si? Además tengo un asunto muy importante que darte.
Atentamente, tu amado: Dinamarca."