Una petición Importante [Privado=Russia]

Estaba nervioso, su corazón bombeaba muy veloz pues luego de lo que iba suceder no iba a haber vuelta atrás.
El agua de la tetera comenzó a hervir y se sobresaltó al oír el estridente pitido. Con su calma recuperada apagó la tetera preparando algo de té verde mientras recordaba todo lo que había pasado hace poco con Rusia.

- No puedo creer que me haya ruborizado tantas veces aru... Pero bueno... creo que es obvia la razón...

Llevó el té a la mesa y comenzó a esperar pacientemente. Sin duda desde el momento en que la puerta fuera tocada, todo giraría distinto...

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((No me alcanzó a más la imaginación aru D:!!!))

El chino le había llamado por telefono justo después de que se habían ido cada quien a su casa. Por como sonaba, parecía algo urgente que fuese a China lo más rápido posible "Qué será lo que querrá Yao?" Pensó sonriente, tomando su abrigo saliendo de su casa.

Como no era una gran distancia por recorrer. rápidamente había llegado a la gran morada del otro, tocándo el timbre, anunciando su llegada.

-Yao~ Aquí estoy~ -Dijo sonriente tras la puerta, pensando que podría ser aquello que el más bajo tenía por decirle.

Se sobresaltó nuevamente, el timbre y la llamada de Iván le tomar por sorpresa pensando, eligiendo cada una de sus palabras. A paso lento se acercó a la puerta y la abrió lentamente.

- Ni hao... Iván aru... - Dijo casi en un susurro y con la mirada agachada - A-adelante... - Terminó de abrir la puerta y le hizo un gesto para que pasara.

Cuando entró lo condujo a su comedor, ahí había servida una bandeja con bollitos calientes y algo de té verde. Se sentó a la mesa y comenzó a jugar con sus dedos, había comenzado a sentirse nervioso nuevamente y el silencio se mantuvo durante mucho tiempo, creándose una tensión que era capaz de cortarse con cuchillo.

- Yo... Tengo que preguntarte algo importante Iván...

Agachó un poco la cabeza mientras dejaba de jugar con los dedos, en realidad, se sentía cada vez más nervioso.

Apenas el chino le abrió la puerta lo notó algo extraño -Privet, Yao~- Trató de sonar lo más normal posible, intentando averiguar que podría ser lo que le quería decir que le tenía de esa manera.

Pasó a la casa del otro después de una pequeña reverencia que le ofreció, fue hasta la sala y se sentó frente a los bocadillos que había preparado el pelinegro.

-Me gustan mucho esos bollitos que haces, Yao~ -Sonríe tomando uno y comiéndoselo, intentando desaparecer la tensión que el otro provocaba con su nerviosismo.

Miró sonriente al chino, notando como bajaba la mirada mientras jugaba con sus dedos -Da? Qué me quieres preguntar... Yao?- Dejó de comer mirandole directamente a los ojos, el otro realmente le tenía preocupado con esa actitud.

"¿Será que sucedió algo malo?" Pensó mientras esperaba su respuesta.

- Yo...

No sabía como empezar. Se rascó la nuca nerviosamente intentando no parecer tan nervioso. Tomó un poco de su té verde y entonces comenzó:

- Hace mucho tiempo... yo... tenía ganas de proponerte algo... muy importante Iván... - Tragó en seco y alzó la mirada encontrándola con el Ruso - Sé que... durante mucho tiempo no hemos estado muy bien en lo que se refiere territorio (según mi punto de vista aru) y es por eso que... me... me gustaría ser... - Se golpeó a sí mismo en la mejilla, no podía creer que le costara tanto decir esas dos palabras que tenía atascadas en la garganta - ... Iván Braginski... Me gustaría que Rusia y China... fueran naciones aliadas aru...

Lo dijo. Observó al Ruso y al ver su expresión solo dijo:

- Entenderé si no quieres hacerlo... así que... si tu respuesta es negativa aru... por favor solo... levántate y no digas nada aru...

Recostó su cabeza sobre sus brazos y estos en la mesa. Si Rusia le decía que no, al menos no le vería decaido.

Se mantuvo observandole, escuchando todo lo que tenía por decirle.

Cuando le dijo aquellas palabras, que quiere formar una alianza con él, se pudo notar como el ruso estaba sorprendido, tantos años intentando aunquesea aliarse al chino al parecer estaban dando resultados... Aunque sería mejor si se cumpliera su deseo de volverse uno con él.

Se levantó de su asiento, tal y como lo dijo el otro, pero en vez de irse de ahí sin decir ni una sola palabra se sentó a su lado y le abrazó, haciendole salir del ensimismamiento en el que se encontraba.

-Da, claro que quiero Yao~ -Le sonrie, sin soltarle, realmente estaba muy feliz con eso -Pero porqué tan derrepente quieres formar una alianza conmigo? Pensé que me odiabas....

Se soltó del abrazo, para verle a los ojos, quería que el otro le respondiera con sinceridad, lo menos que quería en ese momento, es que el otro halla sido obligado a aliarse a él.

Al sentir el abrazo del Ruso se sobresaltó y luego de oír sus palabras le vió a los ojos.

- Yo... - Agachó un poco la mirada ruborizandose por la cercanía del ruso - ... No es que te odiara aru... - Cerró los ojos - Es que yo... te temía... y aún te temo aru y es por eso... es por eso que quiero conocerte mejor Ru- ... Iván...

Esta vez se acercó más a Iván y le abrazó por su cuenta

- Entiendo por todo lo que has pasado... yo lo entiendo aru... es por eso... que quiero estar más contigo...

Le abrazó más fuerte, no quería dejarle ir. El silencio que se había formado era indefinible y él solo esperaba que Russia lo aceptara por completo como aliado.

Las palabras del otro retumbaban en sus oídos, aunque no lo demostrara, siempre que le decían que le temían o simplemente se pusieran a temblar en su presencia, le hería enormemente. Lo único que él hacía ver todo lo contrario para que los demás no sonsacaran sus más profundos sentimientos.

Dejó abrazarse, sin soltar al otro, escuchando lo otro que le decía -Nyet.... Yao no entiende ésto, tú no has pasado por esto.... -Por alguna extraña razón, el chino siempre le hacía sacar sus malestares, siempre terminaba contándole hasta lo más mínimo que le sucediera. Aunque le agradó bastante que el otro quisiera pasar más tiempo con él, en vez de alejarse.

Notó como el más bajo le abrazó un poco mas fuerte, Ivan comenzó a acariciarle un poco el cabello, sintiendo un silencio algo incomodo rodeando la situación, cerró un momento sus ojos, escuchando absolutamente nada, concentrándose en sus pensamientos.

Decidió romper el silencio. -Nee... Yao, se uno conmigo, da?- Terminó diciendo aquella frase que tanto le caracterizaba, después de todo, eso era lo único que quería.

- Ser uno contigo aru...? - Esa frase, aunque ya la conocía demasiado bien de los labios del ruso, le sonaban en ese instante como una propuesta nueva y tentadora. Sin embargo su sentido común no cedería - Yo... lo siento Iván aru... - se separó un poco de él para verle a los ojos - Pero hasta el momento... me gustaría que solo fuéramos aliados aru... - Levantó su mano y la posó sobre el cabello de Iván acariciandole - Verás... sé que hemos tenido nuestros altos y bajos aru... pero el objetivo de la alianza es que nos conozcamos mejor y así... quizás... pueda protegerte... ese es mi objetivo, protegerte... es todo lo que quiero aru. - Se levantó un poco y besó su frente, ese "sentido maternal" ((De nuevo arcadas por mencionarlo)) le instaba a querer protegerlo así que dijo - Es probable... que de aquí a un tiempo pueda considerar volverme uno contigo aru... pero por ahora... por ahora solo me apetecería que fueras mi aliado... - ocultó su rostro en el hombro del ruso para luego susurrar - Y no digas que no sé por lo que has pasado... yo también sé... lo que se siente aru... La Soledad... la frialdad de los demás... y la traición... - sin poderlo evitar recordó algunos sucesos pasados logrando que inevitablemente unas lagrimas se derramaran sobre el abrigo del más alto.

Se aferró más a él, intentando reprimir sus lágrimas e intentando darle parte de si calor para ver si así el corazón de Iván llegaba a descongelarse un poco...

Se desanimó un poco por como le volvían a rechazar ¿Por qué nadie quería ser uno con él? Odiaba que le dijesen que no a algo que él tanto quería.

Le miró fijamente a los ojos, notando su propio reflejo en los del otro. Al sentir la mano del otro posarse sobre su cabello, cerró sus ojos e inclinó un poco su cuerpo, dejandose acariciar, como si fuese una mascota del chino. Escuchó al otro, lo único que hacía era asentir ante sus palabras, no estaba muy animado en los momentos. Le miró de reojo, como se levantaba y depositaba un cálido beso en su frente, se sonrojó un poco para luego sobarse ésta, sorprendiendose por lo que le dijo el más bajo -En serio considerarías el ser uno conmigo? -Sonríe empliamente, devolviendole la alegría que se supone debería estar demostrando.

Le acarició el cabello al otro cuando se recostó en su hombro, cerrando nuevamente sus ojos escuchando lo que tenía por decirle, sabía muy bien que el otro también había pasado por cosas horribles durante toda su vida, pero igual sería dolores y soledades distintas.... Era algo que simplemente por más que otro le halla pasado algo similar, nunca entendería por completo lo que realmente sentía.

Llegó un momento en que sintió las lagrimas del otro sobre su hombro, eso no estaba mal.... "Yao no debe deprimirse.." Pensó y automaticamente, tomó al otro entre sus brazos, acomodándole en sus piernas para luego abrazarle fuertemente -Yao, no llores~... Yao es fuerte....- Simplemente que el otro estuviera en esos estados, le hacía recordar a sí mismo... Cuántas veces había llorado por cualquier pequeñez? Realmente este ruso abría un poquito su corazón hacia el chino.

"Yao es fuerte..."

Sus palabras resonaron en su mente. Instantaneamente reacciono, estaba llorando... y frente al ruso. En su vida había llorado frente a alguien y en ese instante lo hacía, con mucha naturalidad, frente a él. Se secó las lágrimas rápidamente y se separó por completo del abrazo que Rusia le brindaba.

- No importa... eso ya no importa aru. - Ya parado frente al Ruso respiró profundamente en un intento de calmarse y sonriendo con felicidad (que en ese momento no sentía) le dió la espalda para dirigirse a la cocina mientras decía - Pero bueno aru! No es momento para tristezas aru! Permíteme ir a la cocina a preparar algún bocadillo caliente y otro poco de té puesto que estoy algo fatigado... - Ya en la puerta de la cocina se volteó a ver a su compañero para decir - No es necesario que me sigas aru, yo ya vuelvo! - Entro en la estancia y cerró la puerta detrás de sí.

El lugar estaba algo oscuro, así lo quería en ese momento. Abrió la ventana de la cocina y respiró una bocanada del aire que le traía el mar. Miró un instante al horizonte y luego se volvió a sus implementos.

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Pasó un rato y ya había servido los bocadillos y el té. Estaba ya algo más relajado.

- Rusia aru! Ven a sentarte y hablamos esto más calmadamente te parece aru? - Se sentó en su lugar y cogió uno de sus bocadillos para probar como le habían quedado. - Ugh... salados - susurró. Miró su acompañante esperando una reacción y preguntó - Que tal te parece que quedaron aru?


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((Sorry la demora y la falta de inspiración D:!!!! Estoy castigada, pero igual me las arreglo xDDD... por poco y me olvido que es la época pirata D:))

Quería seguirle cuando se levantó el otro y le dió la espalda, hasta se había levantado y estaba a punto de tomarle de la mano, pero el otro fue rapidamente hasta la cocina y se encerró alla. El ruso se sentía mal en ese momento, no quería estar solo aunque solo fuesen unos minutos.

Sabía que el otro le había sonreido con falsedad, era obvio que lo había hecho. Se volvió a sentar donde estaba antes, mirando al suelo, pensando en que desde un principio fue su culpa que el otro se pusiera así, todo era su culpa, desde pequeño siempre ha sentido eso.

Se mantuvo cabizbajo hasta la llegada del otro, ni le vió a los ojos ya que los suyos amenazaban con dejar escapar unas lágrimas. Fue nuevamente hacia su puesto para poder compartir con el otro aquellos bocadillos que había preparado -Da- Tomó uno de ellos entre sus manos, mirandolo evitando mirar al otro. En el momento en que le escuchó hablar, le sacó de su ensimismamiento, haciendole reaccionar -E-eh..- Le dió una probada, realmente estaban salados- Da... Están salados- Intentó sonar como siempre, tratando de que el otro no se diera cuenta de su estado de nuevo, no quería volverle hacer preocupar de esa manera.

Desde que había vuelto se había percatado del cambio en el Ruso, lo conocía demasiado bien (dentro de lo posible) como para fijarse que algo había de malo en el otro. Y cuando el otro probó el bocadillo pudo constatarlo al ver en sus ojos: Poseían un brillo pre lacrimógeno. Frunció el ceño entre sorprendido y un tanto molesto ante esto, odiaba ver a Rusia triste (las pocas veces que lo había visto así las cosas terminaban mal) así que suspiró, se levantó de su lugar, agarró todos los bocadillos que habían sobre la mesa (incluyendo el del Ruso) y los tiró por la ventana hacia el mar.

- Listo, que vuelva la sal a su mar aru. - Después de eso esperó alguna palabra del otro, esperó varios segundos, pero nada. Ni siquiera levantó la cabeza. Bufó algo molesto, pensó que sus
actitudes le habrían hecho reír aunque sea un poco, pero nada. - Mmm... - Caminó despacio hacia donde estaba el Ruso. Al llegar tomó el rostro del chico en sus manos obligandole a verle, pudo percibir en su mirada tristeza y dolor - No estés triste aru... - Silencio. Se empezaba a desesperar puesto que el chico no le prestaba atención así que, sin medir en consecuencias dijo - Iván Braginski... primera y última vez. - Para luego posar sus labios sobre los de Iván en un calido beso, corto pero bastante tierno. Luego de eso se sentó en la silla de al lado lo suficientemente rojo para ser confundido con esos tomates que suele comer Lovino mirando hacia otra dirección.

((Momento fangirl fail xD Me permito gritar!))

Realmente no podía evitar estar triste en ese momento, no rompía en llanto porque estaba evitando a toda costa aquello, nisiquiera las extrañas acciones del otro le habían hecho alegrar.

Sintió como le tomaban el rostro, su cara se notaba muy decaída, con unas cuantas lágrimas acechando con salir de sus ojos, no podía evitarlo en serio.... Estaba a punto de llorar frente al otro, hasta que le sorprendió, cuando juntó sus labios con los del ruso, realmente no se esperaría algo así por parte del chino.

Aun cuando el otro se había separado, él seguía sorprendido con tal acto, haciéndole olvidar sus intentos por no llorar, dejando escapar algunas lágrimas, las cuales se limpió rápidamente ya que también las ganas que tenía por llorar se habían desvanecido.

Le siguió con la mirada notando como el rostro del otro se tornaba de un rojo intenso, era obvio que le apenó demasiado haber hecho eso, pero logró su cometido, supongo que eso era lo que importaba en todo eso. Iván, tomó al otro entre sus brazos, algo feliz ante todo, realmente el chino era alguien demasiado importante para él, era uno de los pocos que realmente sabía como animarle y también podría pasar horas con él solo para animarle cuando estuviese triste.

Cuando el Ruso le rodeó con sus brazos dio un pequeño salto de sorpresa. No se esperaba esa reacción. Volteó un poco su mirada hacia arriba para verle, estaba sonriendo. Bueno, al menos había logrado su cometido. Apoyó su cabeza en el hombro de Iván y cerró los ojos relajandose. Recordando la razón por la que lo había llamado tragó en seco y luego...

- Y... y bien aru? - preguntó aún algo avergonzado- Qui-quieres ser... mi aliado aru?... - Con sus mejillas aún ardiendo agachó la mirada esperando la respuesta del mayor.

En verdad, cuando pensó que todo daría un giro no pensó que fuera tan literal...

Ahora sentía que su corazón se le saldría en cualquier momento... y lo único que esperaba era que Iván no lo notara.

Soltó un suspiro de felicidad, pegandole más a su cuerpo, podía notar los latidos del corazón del otro, como el chino podría notar los suyos.

-Da, acepto la alianza~ -Dijo sonriente, cerrando sus ojos, apoyando su cabeza en la del otro luego de que se acomodó en su hombro.

Las cosas siempre eran tan cambiantes cuando se trataba del ruso, podría estar de lo más feliz y a los pocos minutos podrías pasar a la tristeza más grande del mundo, por algo era tan bipolar.

-Yao, tu corazón late muy rápido~- Realmente no pudo evitar decirle aquello con una sonrisa un tanto burlona en su rostro, quería ver como reaccionaba el otro ante eso.

Sonrió inconcientemente cuando el Ruso dio el sí. En parte estaba muy contento pero...

- Eh?... No es verdad aru! - Negó sin moverse (puesto que si lo hacía significaría un golpazo tanto para el Ruso como para él) y al percatarse del tono de burla usado posó su mano en el pecho del Iván - No es válido aru, si oyes mis latidos y yo no los tuyos no vale aru - Siguió buscando con la mano pero - ... Nada aru... tu abrigo es demasiado grueso... - Cerró los ojos y frunció el ceño, al parecer tendría que dejarse molestar por un buen rato. Sin embargo, unos instantes después recordó algo.

- Es verdad... ahora que lo recuerdo aru, necesito hacer algo importante con cierto país... y creo que necesitaré ayuda aru... - Miró a Rusia - Crees que... puedas ayudarme aru?

Necesitaba tener la mente fría, después de todo lo que haría también significaba algo que quizá le doliera mucho.

Rió un poco divertido, viendo como el otro buscaba con su mano los latidos del ruso, podría encontrarlos si introducía su mano bajo el abrigo, pero dudaba mucho que Yao fuese capáz de hacer algo así.

Le miró curioso cuando le preguntó aquello -Da, te ayudo- Le soltó del abrazo para así poder verle al rostro -En qué necesitas de mi ayuda, Yao?- continuó mirandole, notando un poco de seriedad en el rostro del otro, debía ser algo muy importante.

Ahora que eran aliados, deberían ayudarse mutuamente, no? Para algo accedieron a una alianza, además para poder conocerse más a fondo, como lo había dicho el chino con anterioridad.

- Se trata de una invasión y creo que solo con mis soldados (aunque sean muchos) no será suficiente aru... - se levantó de su asiento y comenzó a pasearse por el lugar con un gracioso estilo militar - Es por eso que voy a necesitar toda la ayuda posible. Debo someter a este país y tenerlo bajo mi poder aru... -cerró los ojos e inspiró un poco, luego dijo - ... no es por codicioso aru... - sonrió nerviosamente al darse cuenta de que casi había sonado como un Emperador - es que temprano me llegó una carta con ordenes. Sin embargo, antes de empezar la invasión necesito discutirlo contigo, a ver si esperamos o si actuamos inmediatamente... Qué piensas tú aru?... tu opinión me interesa aru - Sentenció sentándose en el piso para pensar.

Con sus ojos buscó la mirada del Ruso, en realidad quería saber que le parecía.

-Una invasión? -Sonaba interesante la propuesta, seguramente aceptaría, pero primero debía saber a quien planeaba invadir el chino y si de alguna forma beneficiaba al ruso.

Era muy gracioso como caminaba y hablaba el otro, parecía todo un lider de ejercito, dándole la órden a los militares que estaban listos para atacar, no pudo reír un poco ante aquello, realmente no se estaba burlando, solo le pareía un tanto gracioso su actitud ante la "guerra".

Le miró fijamente con una sonrisa en sus labios, asintiendo con su cabeza -Da, me interesa lo que quieres hacer~ pero... A qué país piensas invadir?

- Pues... - Se acercó en un movimiento veloz hacia Iván y le susurró en el oido - ....................... Ese país aru - se quedó quieto un momento y entonces dijo - Sabes aru?, no me había percatado. Pero hueles muy bien aru. - Se separó un poco del Ruso para apretarle una mejilla - también eres muy suavecito aruuuu - comentó sonriente - no me había percatadooo, que ternura aru!

Luego de eso carraspeó y se levantó mirando seriamente en una pose firme al ruso.

- General Iván Braginski, espero su opinión.

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((El susurro es un MP xDDDD... odio mi tarea D:!))

Escuchó a quien deseaba invadir el otro, no le hizo ninguna gracia todas las jugarretas que había hecho el chino puesto que ahora si se había metido en un problema.

-Yao... Yo no puedo aceptar eso....- Dijo con un tono decidido, por más que sonara interesante aquella propuesta, no podía aceptarlo- Verás, si te ayudo con eso, me perjuficará a mi...- Le miró a los ojos esperando a que comprendiera, no era facil explicarlo, él también tenía cosas que hacer, debía moverse por su cuenta.

Se levantó del suelo para luego sonreirle -En otra oportunidad te ayudo con lo que sea, da?- No supo que más decir, la situación no era muy simple para el ruso.

((safsdfadfs D:!))

Al ver su seriedad se sorprendió, pensó que se había enojado por sus recientes descubrimientos y que no le había hecho gracia pero cuando le dijo la razón lo entendió mejor.

- .... - Agachó la cabeza un instante y luego posó su mano en su mejilla para acariciarla - Entiendo aru, lo último que querría sería perjudicarte - sonrió y volvió a pellizcar la mejilla del otro - pero notese que mantengo lo que digo referente a tus mejillaaaaaaaaaaaaaas aruuuuuuuuuuu... - Al ver que aún estaba medio serio le soltó inmediatamente - Ok, entendí, lo siento aru... - y se cruzó de brazos mirándolo hacia arriba "por qué es tan alto aru~" pensaba molesto "Soy mayor que él, yo debería ser más alto aru...".

sonrió un poco, dejando que el otro jugara con su mejilla, se notaba que se divertía mucho con su rostro.

Le tomó a mano y la apartó de su cara, comenzaba a dolerle un poco tanto jalón -Nee, Yao~ En cualquier caso, te aviso si puedo ayudarte con la invasión, da? - Se inclinó un poco para estar a la altura del otro -Después de todo no confío mucho en él~

Comenzó a caminar por la casa del chino, mirando las paredes de la sala un tanto curioso, tenía que pensar muy bien qué hacer, no todo era tan fácil y al parecer la situación era un tanto complicada para todos los que se relacionaban con el ruso.

Al oír esas palabras amplió sus ojos. Aún consideraba ayudarle? Eso le hizo feliz, pero igual se preocupó un poco. Un instante después bostezó, estaba agotado.

- Oye Iván... lamento tener que dejarte así, pero debo descansar para un compromiso importante. Lo siento aru... - Se acercó al chico y besó su mejilla - Buenas -miró el reloj - Tardes aru -se sorprendió a si mismo - Me voy a dormir aru...

A paso lento se dirigió a su cuarto, pero antes se volteó.

- Si necesitas algo solo despiertame aru, o si quieres (para no molestarte) puedes hacer lo que quieras aru - sonrió y se despidió - Zai Jian aru!

Subió por las escaleras despacio, tanto llanto en un día le había cansado mucho.