Una petición Importante [Privado=Russia]

Recibió el beso del otro en su mejilla, sonrojandose un poco con eso, le sonrío -Da, buenas... Tardes~ -rió un poco viendo como el otro se iba. ¿Qué haría el solo ahí? ¿Será que se devolvía a Moscú?.... Quisas tendría que irse, pero en ese momento el chino le dijo que podría hacer lo que quisiera, así que decidiría irse con el otro.

-Yao~ -sonríe, levantandose de su asiento, caminando hacia él- Tambien estoy cansado- aclara, mirandole con esa sonrisa que siempre se encontraba en su rostro.

-Déjame descansar un rato aquí~ -Tal vez el otro dejaría que se quedase un rato más con él.

Solo esperaba que el más bajo no le hechara de la casa, en verdad no quería quedarse solo y menos en ese momento.

Miró al ruso sorprendido, ¿Quería descansar también? Era obvio que estaría cansado, entre el viaje a su casa, la tristeza y las ganas de llorar... ¿Quién no estaría cansado?

- ... - Pensó un instante y luego dijo - Claro aru... no le veo problema... también puedes descansar aquí aru... - En su voz sonaba cierta duda. Lo raro era que no la tenía.

Subió a su cuarto rápidamente y buscó un lugar donde el Ruso pudiera descansar. Lo único que hayó fue una butaca algo gastada por el mal tiempo. Cuando Iván entró a su cuarto (Viendo el orden que había) se dió la vuelta para verle y en un segundo se le ocurrió una idea.

- Iván, puedes descansar en mi cama. Yo usaré la butaca de ahí aru - la señaló sonriendo.

Siguió al chino sonriente, estaba feliz porque le dejara quedarse a descansar en su casa y que no le halla hechado como veces pasadas había pasado.

-Tu cuarto es grande, Yao~ -Dijo, pasando a la habitación, mirando a su alrededor bastante curioso. Para ser verdad, había estado muchas veces antes en la casa del chino, pero núnca había entrado a su cuarto.

Notó como sacaba una desgastada butaca "no pensará dormir ahí... o si?" pensó el ruso mientras se le acercaba.

-Nyet, Yao! Yo puedo dormir ahí si no tienes más espacio- Lo que menos quería era que el otro estuviese incómodo en su propia casa, además de que realmente no estaba cansado y solo quería estar un rato con el chico.

Derrepente se le ocurrió una idea- Nee Yao~ que tal si los dos descansamos en tu casa? -dijo sonriente mientras la señalaba, parecía una buena idea, pero quisas el otro la rechazaría -Es bastante grande como para dos personas~

Ambos?... En la cama?... Yao negó repetidas veces con la cabeza. Eso no era para nada bueno ni justo, pues si quería que el Ruso descansara bien debía hacerlo cómodo ¿O no?

- No, no, no aru... - Empujó lentamente al Ruso a la cama - Tu acá, yo en la butaca. Si vas a descansar lo debes hacer cómodo... no te parece aru? - Lo sentó en la cama y él se sentó a su lado. - Si yo me quedo contigo en la cama estarás incómodo... será grande y para como dos personas... pero, igual te incomodaría aru. - Se estiró bostezando y apoyó la cabeza un rato en el hombro del Ruso en silencio - ... Te dije que olías bien aru? - Soltó como si nada con los ojos cerrados.

Se dejó empujar hacia la cama, aunque aún quería que el otro durmiese a su lado, notó como se sentó justo al lado suyo, eso lo hacía muy feliz aunque sea por unos minutos.

-Nyet, Yao es pequeñito y no me molestaría que se quedara aquí conmigo- Dijo con una sonrisa, esperando que el otro no se molestara con el diminutivo de pequeñez que había utilizado. Sintió la cabeza del otro sobre su hombro, lo único que hizo fue pasar su mano por la cadera del otro, acomodándole un poco mientras le acariciaba.

Se sonrojó un poco con el comentario del otro -Da? Huelo bien?- Dijo con cierta ternura extraña en él, tomó el rostro del otro entre sus manos y se dedicó a olfatearle el cabello, el chino también olía realmente bién.

-Yao huele a té verde...

Cuando oyó que le decía pequeñito suspiró molesto. Odiaba recordar que era mayor que el otro pero de todas maneras era más bajo. ¿Por qué la cosa era así? Por favor culpemos a la biología (?). Alzó un poco la mirada para ver al mayor luego de decirle su cumplido y alcanzó a ver cómo se ruborizaba un poco, con eso sonrió un poco inconscientemente con algo de burla, pero al ver como el otro le tomaba el rostro y le olfateaba el cabello casi podría asegurar que estaba tan o más rojo que el Ruso.

- ... Es... Es natural que huela así aru... es lo que preparo más seguido aru... - volteó la mirada a otro lado - por tu parte aru... hueles bien porque sí, el aroma es tuyo aru... - Cerró los ojos mientras decía - ... Si no te molesto... está bien... puedo descansar contigo aru...

((FAILFAILFAILFAILFAILFAIL (x31) FAAAAAAAAIL ))

Sonrió ampliamente, mirandole al rostro, feliz de que el otro le dejase descansar en su cama y que se quedara a su lado.

El rubor que mantenía en sus mejillas, no se fue en ningún momento, tomó al chino de la mano y se recostó en la cama, acariciando el otro lado de la cama como indicando que se acostara ahí -Yao~ Acuéstate aquí- dijo con un tono infantil, algo emocionado.

Esperó a que el otro se recostara a su lado para poder abrazarle, hundió el rostro del mayor en su pecho mientras le acariciaba el cabello, sacándole aquella cola que siempre llevaba puesta, dejando libre los cabellos del otro.

suspiró feliz, cerrando sus ojos un rato sin dejar las caricias al chino -Nee Yao... Estoy feliz

Cuando le había recostado a su lado se sorprendió llevandole a ruborizarse, cuando le tomó de la mano, le dio sus caricias y le desató el cabello se ruborizó aún más, pero cuando le dijo que era feliz abrió sus ojos llenos de curiosidad. En ese instante se atrevió a preguntar:

- Y dime Iván... se puede saber a que se debe tu felicidad aru? - sonriendo inconcientemente, pues muy en el fondo cuando veía al menor ser feliz, de alguna manera él también lo era, supiera o no la razón.

Al rato después se acomodó mejor entre los brazos del otro buscando algo de calorcito (?) y una posición más cómoda para descansar y en medio de eso soltó un pequeño bostezo de cansancio - Dios aru... no puedo entender aún como es que me he cansado tan rápido aru... - "Será la vejez aru..." pensó. Por otra parte decidió rodear el cuerpo del ruso con sus brazos y apoyando mejor su cabeza en el pecho del otro susurró - ... Aún no oigo tu corazón aru...

((PARA ESTO ME ALCANZA MI INSPIRACIÓN?????!!!! AGH!!!! *Patea el computador del colegio y el profesor la hecha de la sala* (?) ))

Continuó sonriendo, sin dejar de acariciar al otro -Estoy felíz porque estoy con Yao, no tengo más razones para estarlo -Realmente se sentía muy bien al lado del mayor, le abrazó pegándole un poco más a su cuerpo al notar como el chino buscaba el acomodarse entre sus brazos.

Escuchó el bostezo del otro -Yao está muy cansado? -Realmente él todavía no tenía sueño, pero si podía usar eso como excusa para poder estar al lado del otro, entonces no le importaría pasar horas sin siquiera moverse de su sitio.

Cerró un momento sus ojos, sintiendo los brazos del otro rodear su cuerpo, con ésta acción se sonrojó un poco más, no era normal estar recibiendo abrazos por parte de otro, pero se sentía muy bien aquello.

-Mi... Corazón? -Era extraño que el otro no lo escuchara, en esos momentos podía sentirlo, como latía fuertemente -Debe ser por el abrigo... -Fue la única explicación que pudo darse.

Antes estaba ruborizado? Si era así, entonces ahora era el tomate más rojo del planeta. Menos mal que su cabeza estaba apoyada en el pecho del Ruso y algunos mechones cubrían su rostro.

- Esto... - no sabía que contestar ante eso. Solamente atinó a apegarse más a él para abrigarse un poco. Oyó la pregunta y contestó - ... No tanto aru, solo un poco... - Encontró la posición perfecta y entonces lo escucho: Un pequeño sonido similar a un tamborcito sonando el el pecho de Iván. Sí, era su corazón. Con una sonrisa en sus labios susurró

- Al fin aru, ya lo escuche, pero a penas los oigo por culpa de tu abrigo aru... - Cerró los ojos descansando un instante. No quería "dejar solo" al Ruso, aunque fuera de presencia.

-En verdad lo escuchaste?? -Se había emocionado un poco, como si fuera un pequeño niño luego de recibir sus regalos de navidad -Quiero que Yao lo escuche bien!- Dijo con una sonrisa, tomando al otro y apartandolo un poco para poder sentarse en la cama.

Comenzó a desabrocharse el abrigo, ignorando lo que el otro le decía, lo único que quería era que el chino pudiera escuchar claramente su corazón. Fue quitandose poco a poco el abrigo, teniendo cuidado con su tan presiada bufanda, la cual no se iba a quitar, dejó la gran chaqueta a un lado y tomó la mano del chino, la posó sobre su pecho, justo donde se encontraba su corazón -Shh.... Haz silencio, da?- Dijo, callando las palabras del mayor y las suyas propias, cerrando sus ojos mientras el silencio rodeaba la habitación.

Estaba seguro de que el otro podía escuchar sus latidos, estaba realmente feliz con eso.

Asintió ante la pregunta del Ruso. Cuando este se sentó en la cama y comenzó a quitarse el abrigo el otro trató por todos los medios detenerlo:

- Ivan! No te quites el abrigo aru! Con el cambio de temperatura te vas a enfermar aru! Además no es necesario aru, ya oí tu cora---

No pudo seguir puesto que Iván tomó su mano y la puso en su pecho. Escuchó como le pedía silencio y luego se concentró en lo que sentía en su mano. Era un palpitar rítmico y muy fuerte, un tanto tranquilizante. En una reacción impropia de él, retiró la mano y puso su oído para escuchar mejor, siempre en silencio para no perder en ningún instante el pulso del otro.

Al sentir la cabeza del otro, no pudo evitar ponerse algo nervioso, llevandole a acelerar el ritmo de su corazón y que apareciera un sonrojo en sus mejillas.

Le miró sonriente, acariciandole el cabello mientras el otro seguía posado en su pecho, aunque se podría enfermar con el cambio detemperatura como lo había dicho el otro, era feliz con todo eso.

-Te gustó? - Preguntó, al ver como el otro se apartaba de su pecho. En eso, le tomó del rostro con cierta sutileza, acariciandole un poco con los pulgares de sus manos, mirandole con una sonrisa proyectada en sus labios, era una escena muy acogedora, tanto que el ruso no podía entender el motivo de la felicidad que sentía en esos momentos.

Apoyado tranquilamente pudo oír como el corazón del ruso aceleraba. Tenía ganas de levantar un poco la cabeza para ver a Ivan, pero se contuvo porque o si no perdería el hilo de las pulsaciones ajenas. Acostumbrandose al nuevo ritmo de los latidos consiguió relajarse y con las caricias la relajación era mucha. Le dieron ganas de quedarse dormido ahí mismo pero sabía que no podía porque habría sido muy incómodo para el otro por lo que decidió separarse.

- Sí aru, fue muy relajante y lindo aru... - Contestó susurrando. Sintió como le tomaba el rostro y le acariciaba. Vio su sonrisa y también le sonrió cerrando los ojos pues se estaba relajando más.

En verdad, aunque sabía que el ruso no era tan terrible como todos decían ahora podía constatarlo.