Visitando al hermano mayor

Había tenido un día bastante duro.
Así es, volvía de estar con su tripulación en una especie de fiesta “adiós Italia del sur, hola España del sur (???)”, acabaron todos llorando, ¡mierda! Aunque eran unos incompetentes de mierda los quería mucho, ¡era su tripulación! ¿Qué capitán no quiere a su tripulación? Encima estaba muy deprimido, le regalaron una tarta de tomates hecha por Luigi y todos le dijeron lo mucho que lo querían, ¡no es que se estuviera dando por vencido con España! Para nada, era solamente que, en el fondo sabia que era un cobarde igual que su hermano (o más) y así vamos mal.
Pero no era un día tan malo.
O eso creía.
A lo lejos había una italiana preciosa.
UF si que era bonita, que culazo que tenia, eso si que le alegraba la mañana. ¿Depresión? ¿Dónde?
Se acercó sacando su lado más galán a la señorita, y la agarro por la cintura.
-Ciao, Bella~ – musito con su tono más meloso
Pero…vio el rulito y ¡joder era su hermana!, a la mierda todo.
Se separo bruscamente de ella, lo que le faltaba, la idiota de su hermana venia a visitarlo (era IGUAL a Feliciano) a veces pensaba que el fue adoptado o algo así, por que vamos…

-¡FELICIA! ¡Joder! ¿Qué haces aquí tía? ¡Avisa antes de venir! ¡CHE PALLE! ¿Por qué has venido? ¿Y si me pillabas en casa follando? Manda huevos-

Ala, su día ahora si se fue a tomar por culo.

La miró con su mayor cara de indiferencia.
¡Pero bueno!, al menos le llevo un dulce de tomates (que bien que lo conocía) eso si que le alegro la mañana. Tomó el dulce en sus manos guardándolo y suspiró sonriendo resignado ante su hermana, que tonta era, nunca iba a cambiar.
-Menos mal que me has traído algo, ¡hahaha!, ven, pasa, ¿Qué tal está todo por el norte? – Mientras decía estas palabras, entro a la casa dejando el dulce en la cocina para sentarse en el salón, poniendo, una silla delante de el para su hermana.
-Sabes, Felicia, hacia bastante que no te he visto, ¡ya eres toda una mujer! Seguro que tienes mas de un pretendiente detrás tuyo- La verdad, Lovino al tratarse de su hermana era un tanto cínico, al ser mujer, le tenia mas cuidado del normal, y cuando se trataba de hombres, era mas posesivo que cualquier otra persona, si tocaban a su hermana, hombre muerto- ¡Ah!, podrías mandarme cartas más a menudo, ¿sabes? España y yo estamos en guerra –se inclinó un poco para mirarla mejor- no quiero que te metas en el conflicto (mas vale prevenir que curar)
Se levantó del asiento y se giró hacia su hermana interrogante
-¡Mira que eres tonta! Che palle, voy a comer tomates así que vas a comerte unos tu también

-¿Tú me ves a mi cara de cocinar ahora pasta? Estas de coña, que no joder-
Volvió con una cesta llena de tomates poniéndola en la mesa, agarro uno para empezar a comérselo y se sentó en la silla, poniendo una pierna sobre la silla de Felicia, junto a su pierna sin importarle nada
-Si te metes con un tío, vas a tener que tener mi aprobación, joder, con los mamones que hay sueltos por ahí, ¡ah!, y con alemanes te olvidas, ¿eh? Ni con rusos, vamos, niña, que como se te ocurra meterte con un ruso, por mas pene grande, cerebro pequeño, ¿sabes? Ley de Murphy, HAHAHAHAHAHA, pringados todos – Se acomodó en su asiento- Y tampoco con españoles, aunque seguramente ahora en mi país hayan unos cuantos, que asco, dios, visítame mas por favor, si no ya veré que acabare suicidándome con tanto ibérico, en fin, cuéntame algo.

Se estremeció al escuchar su comentario ante los hombres
-¿QUÉ SE DE HOMBRES? Tu flipas, yo, yo soy HETEROSEXUAL –en realidad bi, pero da igual- Son cosas que uno aprende en la vida, alguna vez tu también lo sabrás - Agarró otro tomate para empezar a comérselo- ¿El nuevo mundo? ¡Chica!, si el mundo no ha cambiado, además, ¿salir de Italia? ¿Para que?, los océanos son peligrosos, llenos de monstruos, ¿no lo sabias? (?), y las tierras lejanas…no, paso, yo me quedo aquí, con mi vida y mis tomates, aunque viendo el panorama, dentro de poco acabare viviendo en España…- suspiró y miro al techo, realmente, el tema de la invasión de Antonio lo tenía muy estresado.
Se levantó del asiento y empezó a dar vueltas pensando, ¿Qué coño iba a hacer con Felicia ahí? Pocas veces estaba así a solas con ella, casi siempre estaba Feliciano, con el cual, ella se llevaba de maravillas (y no le extrañaba nada)
-En fin, ¿seguro que no quieres contarme nada? ¿Qué te apetece hacer?-

-Pues digo, que me parecen tonterías-
No le hacía ni puta gracia que su hermana quisiera irse por ahí a América con los americanos atolondrados, seguro que acababa sin virginidad (?), muerta de hambre, y le chupaban el cerebro obligándola a dejar su nacionalidad italiana para convertirse en India o algo peor.
Le tocó un poco la nariz, cabreado y con el ceño fruncido, de donde habrá salido con esas ideas del nuevo mundo y ganas de irse a la mar a suicidarse.
-Que no, Felicia, ni quiero, ni me interesan otros países- Bufo- Yo me quedo tranquilo en Nápoles y en Roma, no necesito complicarme la vida, me gusta estar tranquilo, si tu quieres irte por ahí haya tu que es tu problema, luego no me vengas llorando-
Qué difícil le resultaba ser el hermano mayor, tenía siempre que lidiar con Feliciano y Felicia
Se acercó por detrás de su hermana y empezó a tocarle el pelo, mirando al frente, esa era una costumbre que había cogido con los años y no se la quitaba ni Dios
-Mira que eres pesada joder, eres como Feliciano, siempre aguantándoos como quién no quiere la cosa- Cogió aire y suspiró, miró por la ventana, ya el sol se estaba escondiendo, oscureciendo el paisaje
-¿Quieres quedarte a dormir? Es tarde, y no me haría ni puta gracia que te violaran por la calle….-

¿Cocinar? ¡Eso sí que sonaba bien!

-¡Claro que si! Vas a cocinar tu y sin mi ayuda, ya se que soy un experto cocinero y mis hermanos siempre vienen desesperados a suplicarme que YO les cocine algo (en realidad, eso era mentira, pero daba igual) Peeeeeeeeeeero~, hoy cocinas tu, si, eh, y con mucho tomate que no se te pase-

Se alejó de Felicia, caminando hacia un armario bastante grande, abriéndolo, para sacar unas sábanas, y volver a cerrarlo tras de él

-Si quieres ve yendo a la cocina, yo voy a prepararte una cama…..-

Aunque, ahora lo pensaba, ¿para qué preparar una cama? Si siempre la chica igual que su hermano por las noches se metía a dormir con el, con Feliciano no tenía problema… ¡Pero ella era una chica! Bueno, tampoco le importa, el siempre duerme desnudo y tampoco va a quitarse la costumbre, total, irá a hacerle la cama a otra habitación y si por la noche tiene miedo por que un zombie quiere comérsela que haga lo que quiera.

Notó como todavía Felicia seguía empanada en su lugar. Romano se acercó a ella, empujándola a la cocina

-Venga, vamos coño, mira que eres lenta-

La dejó dentro de la cocina, para salir e ir a la habitación de invitados. Quitó las sábanas sucias y puso las nuevas mientras se quejaba por lo bajo, ojala cocinara algo rico…

Cambiar las sábanas no era algo que se le diera realmente bien a Romano, es más, era bastante patoso, nunca se interesó por aprender a hacerlo bien, al final, la cama quedo hecha, eso sí, a la manera que Romano las hacía…Aún así, sonrió orgulloso de su cama (?) Sus ojos se fijaron en las sábanas, quedando empanado unos momentos, dándole al coco. Iba a echar de menos aquello, sabía que en nada estaría en guerra con España y seguramente perdiera, Romano era de esas personas que, no se daban cuenta de las cosas que tenía y lo rodeaban hasta que se veían amenazadas a desaparecer.

La voz de Felicia entro por sus oídos, entrecerrando los ojos, escuchándola, en el fondo, iba a echar de menos aquello también, pero nunca lo admitiría y menos en frente de su hermana. Se quedó en el mismo sitio, escuchándola, cuando sin darse cuenta sintió un abrazo y un pequeño beso en su espalda, se ruborizó un poco.

Su vocecilla entusiasta lo sacó de sus ensoñaciones, se dio la vuelta para insultarla, decirle un “che palle, ¡quítate pesada!” Pero la chiquilla ya había salido corriendo a la cocina. Suspiró, y una pequeña sonrisa se le formó en los labios, claro, cuando nadie podía verlo.

Caminó hacia el salón, mirando como ponía los platos, mirando la sonrisita tan típica de Felicia. Se adentró un poco más, sintiendo un olor a pasta y salsa de tomate…estupendo, le rugió la tripa y miró al suelo sonrojado, notando como su hermana se reía por lo bajo.

Paso por detrás de ella, viendo como acababa de poner los cubiertos, la abrazó por atrás, notando como ella daba un respingo sorprendida. Hundió su cara en la nuca de ella, oliendo su pelo.

-…Te voy a echar de menos idiota-

Y ya está, solamente eso y ya, se apartó con brusquedad, sentándose en la mesa, esperando la comida.

-¿Y bien? ¿Es esto lo qué has cocinado? En fin, podría ser mejor pero como no hay nada más ni pienso cocinar yo….-Se sirvió un poco de la pasta, la verdad, estaba encantado con lo que había hecho su hermana, pero no lo admitiría tampoco.

-Vamos, Felicia, siéntate ¿no? Así vas a acabar con las piernas como un pollo- Empezó a reír, irónico.




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